¿Qué pasaría si el destino de tres perdedores coincidiera en un autobús nocturno? ¿Y si los tres fueran personajes de un cuento? Peces muertos que se dejan arrastrar por la corriente del río, hasta que ocurre algo y ya nada vuelve a ser lo que era. ¿Qué pasaría, entonces, si la realidad de la mujer que lee ese cuento y la ficción se entrecruzaran?