Desde hace seis años, Álex reside en un pequeño barrio portuario a las afueras de Marsella, donde cada noche navega a bordo de un barco pesquero. El mar es su oficio. No tiene amigos. Tampoco ocios. Álex sólo posee recuerdos. Sin embargo, un amanecer. Una llamada. Una muerte. Y Álex se subirá a un autobús camino de Barcelona, aferrándose a su deseo más oculto como a un clavo ardiendo: poder regresar y verla de nuevo.